La Junta de Andalucía imprime lentitud a los esperados cambios del juego.
 
La Junta de Andalucía imprime lentitud a los esperados Primero se confió que a finales de 2017 los trámites preceptivos se irían cumpliendo y se alcanzaría la ansiada aprobación. Fallido éste intento los indicios apuntaban que podía ser a lo largo de enero de 2018 cuando el asunto quedaría visto para sentencia.
Todo está pendiente de un último tramo administrativo pero la solución se está haciendo esperar demasiado. El juego de Andalucía vive desde hace tiempo, demasiado tiempo, pendiente de unas modificaciones regulatorias que afectan a los diferentes subsectores y que no acaban de materializarse por una evidente lentitud administrativa. Primero se confió que a finales de 2017 los trámites preceptivos se irían cumpliendo y se alcanzaría la ansiada aprobación. Fallido éste intento los indicios apuntaban que podía ser a lo largo de enero de 2018 cuando el asunto quedaría visto para sentencia. Y entramos en la mitad de febrero y las noticias recogidas dan cuenta de que falta poco, muy poco. Quizás un mes o algo así.
El trámite pendiente para que el juego de Andalucía respire y comience una nueva fase depende de un informe y su correspondiente aprobación por el Consejo Consultivo. Es el penúltimo peldaño para que la Junta le dé el visto bueno. Y son muchos los empresarios andaluces que se preguntan si es normal y admisible tamaña dilación de un acto administrativo que reclama de un mínimo de celeridad y de voluntad política para dársela. Sobre todo porque un escenario de parálisis como el actual perjudica muy seriamente los intereses de los empresarios del juego de Andalucía. Que están hartos de tanto esperar.