Cirsa al final de la carrera

He leído con alegría el cierre de la brillante operación financiera de la compra de Cirsa por el fondo Blackstone, anunciada desde hace tiempo y también largamente buscada por Manuel Lao, Joaquim Agut y su equipo directivo, con los que he tenido la satisfacción de trabajar durante años. También recibo la noticia con cierta tristeza, porque esta fecha del 27 de abril de 2018 será recordada como un antes y un después, en el sector del juego y especialmente en el recreativo.


Sin duda, esto significa una reconfiguración estratégica de nuestra industria donde se van a imponer unas reglas de funcionamiento muy diferentes a las existentes, en virtud de pesos pesados como Blackstone -fundada por dos empleados cabreados de Lehman Brothers-, que gestiona activos financieros por valor de 450.000 millones de dólares. Los movimientos en Codere ya hacían presagiar cambios en el panorama empresarial del recreativo. Y más que habrá. Estamos en un momento en que hay mucha liquidez y las operaciones de fusión y adquisición se multiplican. Existe una ventana de un par de años en la que pasarán cosas y en cinco, a ver quién se acuerda de la historia de España en fascículos. Ya lo dicen,”cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Hay que aprovechar el buen momento financiero, antes de que suban los tipos de interés, o una nueva crisis de deuda soberana enfríe el acceso al dinero.

Es un momento en que los operadores y fabricantes españoles tradicionales, tienen que ganar peso, aliarse o fusionarse, si quieren competir, o al menos sobrevivir, en el mercado que se avecina, y amortizar sus buenas relaciones con la administración pública, que es un activo nada desdeñable. Es un momento ideal para que las nuevas generaciones tomen el mando de las empresas, pero también a la profesionalización y modernización de estas. Hay que abrir inevitablemente la puerta a la innovación, de los productos y de los modelos de negocio, para seguir teniendo una posición predominante. No queda otra, hay que cambiar la cultura del sector. La mejor defensa es un buen ataque.

Generalmente las grandes empresas hacen innovación a golpe de talonario, como Microsoft, o Playetch, o Amaya. Pero son las PYMES las que dominan el país y son capaces de cambiarlo.

En fin, recuerdo a Manuel Lao el primer día que le conocí, que fue en la entrevista de personal para trabajar en la empresa. Cuando acabamos me dijo, que pasara por secretaria para recoger los billetes porque el lunes me iría a Canadá a negociar un contrato. Le recordé que no habíamos firmado nada y además aún estaba trabajando en otro sitio. Ya lo arreglaremos dijo. Y el lunes me fui con varios directivos rumbo a Toronto. Eterno Manel, su genio y figura.

No desaprovechemos la ocasión para hacer de este sector un lugar mejor, para estar a la altura de los desafíos, que nos plantea esta nueva era.

POR RAIS BUSOM BY INFOPLAY