VANDALISMO POLÍTICO

Democracia es contraponer ideas y dialogar. Atentar contra la propiedad privada, tratar de erradicar el funcionamiento de unos negocios mediante el amedrentamiento y el cerco a la actividad es descender al puro vandalismo.

Ensuciar la fachada de un salón o pintarrajear sobre la misma frases admonitorias o amenazantes es puro vandalismo. Impropio de una sociedad democrática que vulnera con actos de ésta naturaleza los principios de libertad y respeto que son fundamentales para garantizar una convivencia normal y no sometida a las acciones de aquéllos que pretenden alterarla.

Con ser condenable éste vandalismo lo es doblemente por tener su origen en el ámbito político. Ha sido y es una formación política de extrema izquierda que responde al nombre de Podemos la que impartió consignas y viene utilizando a sus terminales afines, en colectivos vecinales y la esfera estudiantil y universitaria, para alimentar una campaña sostenida contra el juego en general y los salones y establecimientos de apuestos como objetivo preferente. Una campaña sostenida y a todas luces desorbitada que está calando en las administraciones y en la sociedad.

Democracia es contraponer ideas y dialogar. Atentar contra la propiedad privada, tratar de erradicar el funcionamiento de unos negocios mediante el amedrentamiento y el cerco a la actividad es descender al puro vandalismo, a la ley de la selva.

Esta oleada de acciones punibles que viene sucediéndose alrededor de los salones no tiene más respuesta que la intervención policial, que la activación de los mecanismos legales que la sociedad dispone para acabar con situaciones indeseadas que alteran la convivencia y la vida de las ciudades. El vandalismo contra los salones demanda ya de actuaciones ejemplarizantes que penalicen lo que no es más que barbarismo urbano con el que hay que acabar.

FUENTE SECTOR DE JUEGO